El
socialismo es por antonomasia un proyecto de masas,
precisa del concurso consciente, participativo
y permanente
de
la mayor parte del pueblo y debido a esto,
es ante todo el sistema de la moral y del
ejemplo.
Luego de un amplio debate con algunos buenos amigos sobre
este crucial tema y estimulado por ellos, intento en estas líneas resumir los
criterios pronunciados en el encuentro. Pedimos excusas anticipadas, ya que
como es lógico, esta arriesgada, simple y por supuesto incompleta exposición y
los comentarios adicionados, cuya base han sido las informaciones de carácter
público por todos conocidas, son sencillamente nuestras opiniones.
En febrero de 2018, como resultado final del proceso
electoral que se desarrolla en todo el país, se elegirá la nueva dirección del
Estado y del Gobierno revolucionarios cubanos y sobrevendrán cambios de
estructura. De acuerdo con lo establecido, el general de ejército Raúl Castro,
luego de cumplir dos mandatos seguidos ejerciendo los cargos de Presidente de
los Consejos de Estado y de Ministros no se presentará como candidato. Será
particularmente difícil elegir a quien desempeñará los cargos ocupados hasta
ahora por Raúl, gestor principal de los necesarios cambios que se acometen en
la economía el VII Congreso del PCC lo eligió 1er Secretario del Comité Central
del PCC, desempeñaría esas funciones hasta la celebración del VIII Congreso.
Ante el inminente relevo de la generación histórica,
corresponde en este momento demostrar que “una Revolución es invencible cuando
es verdadera”. Los dirigentes electos, habrán de estar conscientes de la
trascendencia histórica y del extraordinario papel que les corresponde asumir,
en un país que no es el mismo de hace unas décadas atrás, cuyas estructuras,
relaciones económicas y sociales se hallan en procesos de transformación, en
distintas circunstancias, con otros actores, y diferencias notorias de todo
tipo. Conocedores de que la mayor parte de la población, y principalmente los
más jóvenes, no conocieron el sistema capitalista “subdesarrollado y
neocolonial” que rigió en Cuba antes de 1959, y su existencia ha transcurrido
disfrutando las conquistas sociales logradas antes por sus padres y abuelos, lo
que les hace, no darle una noción exacta de su gran valor, y en medio del
llamado Periodo Especial, con sus severas carencias y dificultades. Esto ocurre
en un mundo globalizado y neoliberal, sumido en una persistente crisis
económica financiera, en donde imperan cada vez más las desigualdades e
injusticias, las agresiones y guerras permanentes.
Tendrán ante sí, con el Partido (fuerza dirigente superior
de la sociedad y el Estado) y el pueblo, la gran responsabilidad de hacer
avanzar a la Revolución, y mejorar las conquistas ya alcanzadas, defender la
independencia, la libertad, la soberanía y la paz de Cuba, y evitar un
retroceso que lleve al país, como quieren nuestros enemigos, al capitalismo y
al más inimaginable caos.
Se verán en la imperiosa necesidad de desplegar un auténtico
“liderazgo colectivo”, una labor de equipo creativa y original, para que sus
conocimientos, capacidades y aptitudes personales se complementen y esto los
fortalezca. Deberán asimismo impedir la creación de grupos o piñas con sus
añagazas oportunistas, divisiones, frenos y ansias de poder, y de esta manera
garantizar por encima de todo “la unidad basada en principios revolucionarios”,
aspecto determinante en el proceso de edificación de la sociedad socialista.
Deberían integrar esta dirección compañeros de prestigio,
poseedores de probadas condiciones revolucionarias, personas de talento,
inteligentes y cultos, tener ideas, métodos y estilos de trabajo propios.
Contar con experiencias de dirección en las esferas políticas y administrativas
y haber obtenido positivos resultados en sus gestiones anteriores. Audaces, sin
temor a riesgos, decididos a ejecutar los cambios acordados por el VII Congreso
del PCC y la Asamblea Nacional del Poder Popular, y a los que lógicamente se
aprobarán en el futuro. Poseer firmes convicciones ideológicas, capaces de
interpretar correctamente el momento histórico, dotados para “prever”, avizorar
los fenómenos que pueden acontecer, rápidos en actuar, y en saber rectificar
para volver a empezar.
Preocupados por acrecentar sus conocimientos de nuestra
historia, del pensamiento de Martí, Mella, Guiteras, Fidel y el Che, y del
marxismo, valorando todo ese legado como una doctrina viva, alejada de todo
dogmatismo y sectarismo, estar al tanto en particular del tejido social y el
rol de las “clases y capas sociales”. Entendidos en la excepcional
transcendencia del desarrollo alcanzado por las ciencias y las tecnologías que
ya transforman al mundo, como la bautizada “cuarta revolución industrial, y a
las anunciadas automatización y robotización dirigidas a desplazar cada vez más
a los humanos en las industrias, los servicios y hasta en la agricultura. Tarea
cardinal es el afrontar este colosal reto con el aumento continuo de las inversiones
en las ciencias y las tecnologías, y evitar la migración de científicos,
profesores de universidades, reconocidos médicos y otros. Reducir la brecha
científica que separa a Cuba de los países desarrollados es una cuestión de
supervivencia. Prestar atención particular a las actuales tecnologías de la
información y las comunicaciones (TIC) y su íntima y cada vez más importante
relación e influencia para con la política, la ideología y la cultura. Estar
conscientes de la necesidad de alcanzar lo más rápido posible la
informatización de la sociedad. Consideramos de gran relevancia que estos
compañeros adviertan a cabalidad el enorme aporte que a la conducción del país,
pueden realizar los numerosos Centros de investigación de las Ciencias sociales
y las Universidades cubanas.
Tendrán que seguir inventado un socialismo que se parezca a nosotros, construir nuestra utopía, en medio de una grave situación económico-financiera agudizada por el bloqueo de EE.UU., la hostil política del presidente de EE.UU. Donald Trump, y las incesantes y graves afectaciones provocadas por fenómenos climatológicos. Es indispensable el desarrollo de una economía planificada, guiada por Los lineamientos del VII Congreso del PCC y crear un sólido patrimonio dirigido ante todo a elevar el nivel y la calidad de vida de todos los cubanos, al tiempo que con el mismo ímpetu se construye la espiritualidad y la cultura inherentes del socialismo. Constituiría un terrible error estratégico, el que no logremos llevar codo con codo, la economía, y la ideología, la cultura, la ética. Impulsar el desarrollo y la eficiencia de las novedosas y diversas formas de propiedad y organización en el sector económico: las empresas públicas perfeccionadas (sustrato principal de la economía y del socialismo), las cooperativas y los medianos y pequeños negocios privados. Evitar la concentración de la riqueza en manos de unos pocos, lo que niega la igualdad socialista, conllevaría a severas desigualdades para con los más vulnerables, y a peligros de todo tipo para nuestro sistema social. Al cumplir con el principio revolucionario de que ningún cubano quedará desamparado, debía actualizarse quienes son en el país los necesitados que requieren apoyo económico. Cooperar con el PCC, en evaluar sistemáticamente el tema ideológico-político relacionado con las transformaciones económicas que se realizan.
Tienen el enorme e ineludible encargo de apoyar el
perfeccionamiento de la Democracia Socialista, en base al actual sistema del
Poder Popular. Se ha señalado que debe rechazarse todo método o procedimiento
burocrático o inconsecuente que afecte su actividad y con arrojo y madurez, sin
formalismos y extravíos, legitimar su real papel de vehículo de la
participación del pueblo en las decisiones y construcciones de las normas en
cada nivel, lo que multiplicaría la energía y la capacidad creativa del pueblo.
En este indispensable “proceso de estudio y análisis crítico y autocritico” por
fortalecer el Poder Popular y recuperar el prestigio y la autoridad de cuando
fueron creados por Fidel y Raúl en la década del 70, debían participar:
nuestras organizaciones de masas y sociales, los medios periodísticos, los
Centros de Investigación de las Ciencias Sociales. Será vital el papel del
pueblo. Comprender la importancia de las nuevas tecnologías digitales de la
comunicación y la información (TIC) en este proceso. Trabajar de este modo,
para alcanzar la soñada e imprescindible Democracia Socialista, en la que
impere una “plena, consciente, permanente y activa participación popular”, pues
es el pueblo, el único garante de la continuidad de su Revolución Socialista.
Ante la guerra ideológica-cultural que nos hacen (muchas
veces invisible), con el concurso de sus “corporaciones mediáticas”, dirigida a
confundir y despolitizar a los cubanos, especialmente a los jóvenes, tienen la
responsabilidad de participar en una “estrategia” integral en la que
intervengan todas las organizaciones políticas, de masas y sociales, las
instituciones públicas (de estas, especialmente el sistema docente y el de la
cultura), los medios, y el pueblo, para exaltar nuestros ideales de justicia y
el amor a la patria, hacerlos atractivos para las nuevas generaciones y vencer
a este oscuro desafío que ocurre en la dimensión de la conciencia y la cultura.
Tener en cuenta que en el enfrentamiento a las globales
campañas de los poderosos “medios corporativos” y sus laboratorios psicológicos
con su inmensa capacidad de manipulación de las mentes, en las que se nos acusa
de múltiples falsedades, debemos exigirle a las administraciones públicas la
real eliminación, sin más dilaciones, del pernicioso, absurdo y perseverante
secretismo, y lograr que las instituciones sean rápidas en ofrecer a los medios
informaciones y respuestas diáfanas y críticas, lo que contribuiría a que
nuestra prensa revolucionaria sea altamente interesante, y se caracterice cada
vez más por su claridad y un amplio sentido opinante, sin las omisiones que nos
desacreditan.
En este crucial empeño de lucha política-ideológica, se
requerirá también la cooperación de los medios para “tomar la ofensiva”, y no
dejar en manos de otros la labor de guiar y conducir, el enriquecedor “debate”
entre los revolucionarios que amen y defienden ciertamente al socialismo, sin
temor a las discrepancias, con el declarado propósito de incitar a pensar y de
«cambiar todo lo que tenga que ser cambiado» y así seguir fortaleciendo y
perfeccionando de forma continua nuestro sistema social socialista, como
señalara Fidel.
Otro objetivo sería terminar de instituir con la participación
del pueblo el Estado de Derecho, consecuente con nuestro socialismo, en el que
prime el apego y el respeto a la Constitución y a las leyes, que estas se
ejerzan de manera diáfana e igual para todos, y que contribuyan a acrecentar el
ordenamiento y la disciplina de la sociedad y del país. En este sentido
redoblar los planes de estudio de la Constitución y de las principales leyes
desde grados tempranos, constituiría un reforzamiento de los sentimientos
cívicos.
No menos trascendente será el “enfrentamiento total a la
corrupción” (ahora que es posible), y en disminuir y convertir, en eficiente y
menos costosa, lo que es hoy la ineficaz y entorpecedora burocracia
administrativa. Al igual que ocurrió en la antigua Unión Soviética, corrupción
y burocratismo constituyen los peores enemigos internos de la Revolución (1).
La corrupción en el capitalismo forma parte inherente del sistema, para el
socialismo es como una pandemia mortal. Para tener éxito, el pueblo deberá
desempeñar el decisivo papel que le corresponde.
Resguardar la lealtad, pureza y autoridad moral que poseen
las FAR en el cumplimiento de su incuestionable y sagrado objetivo de defender
a la Revolución y a la Patria, y en su determinante participación en la Defensa
civil contra grandes catástrofes provocadas por la naturaleza. Resaltar más, a
las milicias como el pueblo organizado.
Proteger al país con el Ministerio del Interior, reforzado
continuamente por la permanente colaboración de la población y demás
instituciones y organizaciones de masas y sociales, contra enemigos internos y
externos, mantener la ganada seguridad ciudadana y luchar denodadamente por la
disciplina social, evitar males mayores como el surgimiento del “crimen
organizado” que aparece inexorablemente alrededor del tráfico de drogas, la
prostitución, el juego de apuestas y el lavado de dinero, y velar
prioritariamente por la reeducación de los ex reos, y su posterior ubicación
laboral.
Dado que no contarán con el admirable e impar aval histórico
y la autoridad moral y política de Fidel y de Raúl, además de las capacidades y
aptitudes de dirección señaladas anteriormente, habrán de poseer “elevadas
cualidades y virtudes éticas”, y hacer suyas la necesidad de continuar
modelando sus conductas –como hiciera el Che–, con el objetivo de realzar su
firmeza moral y predicar con el ejemplo, elementos imprescindibles para ocupar
estas altas funciones. El liderazgo y la autoridad de Martí, Fidel y el Che, se
centraba en los ideales, valores y principios que mostraron en vida y en los
vínculos emocionales que -honradez y valentía personal por medio- establecieron
con el pueblo. Asumir como paradigma las vidas de estos y otros héroes, sería
la única manera viable para que puedan coronar con éxito su labor.
Podemos tratar de resumir las cualidades, virtudes humanas y concepciones que queremos de ellos:
Cultivar los valores morales y éticos como lo más preciado de un dirigente socialista. Ser
modestos, vivir con austeridad y absoluta transparencia, tanto ellos como sus
familiares, y oponerse a los males del nepotismo y el amiguismo. Ser
resueltamente consecuentes, alejados de la doble moral, sin permitirse
contradicciones entre su decir y su hacer, con la seguridad que el pueblo los
evaluará en primer término por su honestidad e integridad.Podemos tratar de resumir las cualidades, virtudes humanas y concepciones que queremos de ellos: